
Ariel Fernández
Durante mucho tiempo fui aficionado a viajar, a conocer nuevos lugares, nuevas culturas y realidades. Pero me daba cuenta que mis fotografías no reflejaban lo que yo había visto o vivido. Eran imágenes vacías, bellos paisajes sin alma, postales que no contaban ninguna historia, ni la mía, ni la de los demás.
Con el tiempo me fui dando cuenta que la técnica fotográfica, si bien era importante a la hora de tomar una foto, no me bastaba para contar una historia. Era importante también sensibilizarme con lo que estaba observado, para que algo mío también quede plasmado en ese fotograma.
La fotografía me permitió, no solamente encontrar un canal expresivo para contar mis historias, sino también poder ver el mundo de otra manera, detenerme en otros detalles, apreciar otras bellezas, muchas de las cuales pasaba por alto todos los días. Me permitió también conocerme a mí mismo y encontrar una manera personal de ver el mundo, aprendí a descubrir la belleza en lugares cotidianos sin necesidad de realizar un viaje de miles de kilómetros. Comprendí que la belleza está en nuestra manera de ver el mundo.
La idea de la charla es dejar de lado la técnica fotográfica y poner el foco en cuales son nuestras sensaciones a la hora de recorrer un determinado espacio y de qué manera podemos llegar a trasladarlo a una imagen.
Incentivar también a que cada uno encuentre una mirada única y personal que los pueda definir cómo fotógrafos y que a través de ella se sientan identificados.
Hacer hincapié en que para contar una historia primero debemos reconocerla y vivirla, para luego poder retratarla, entendiendo que las imágenes son una consecuencia de lo que nos pasa y no al revés.
Y por sobre todas las cosas que el arte se trata de ser sensibles y permeables, para que cada incentivo genere una reacción en nosotros y al mismo tiempo nos atraviese.
Para mí, la fotografía es una excusa para descubrir el mundo…